Técnicas de disciplina positiva
Por Marta Montañez Desarrolladora de Currículo
La disciplina positiva es aquella que ayuda al niño a crecer de manera saludable a nivel emocional y le permite ser feliz. Se basa en amabilidad y firmeza, respeto mutuo, estímulo, enfocar errores como oportunidades de aprendizaje, pertenencia y alta autoestima.
Herramientas de acción:
Asegúrese que el niño o niña reciba un mensaje de amor y respeto.
Fomente que desarrolle percepciones de que es importante y aceptado.
Provéale responsbilidad. No haga cosas que ellos pueden hacer.
Pregunte ¿qué? y ¿cómo?: ¿Qué ha ocurrido?, ¿Cómo te sientes con lo que ha pasado?, ¿Qué has aprendido?
Formule preguntas de curiosidad. Éstas logran que el niño o niña observe sus sentimientos.
Envuelva al niño o niña en las soluciones, enseñéle a manejar y solucionar problemas.
Celebre en familia a menudo, fomente la solución de conflictos y la cooperación familiar.
Permítale resolver problemas, utilizando reglas; no culpando. Céntrece en soluciones
Enseñe a resolver problemas. No responda a la provocación, dialogue con respeto, elija soluciones juntos y pida ayuda.
Establezca rutinas.
Ofrezca alternativas limitadas, brinde libertad de elegir y motive a actuar.
Reoriente el poder: la participación brinda otras oportunidades no solo el obedecer.
Utilice el “Me doy cuenta” en vez de "¿Has hecho esto o aquello?"
Utilice emociones de manera honesta. “Me siento …, cuando…, porque… y me gustaría…"
Diferencie sentimiento de acción. Ventile sentimientos, no acciones violentas.
Asuma responsabilidades en conflictos – acepte culpas, fomente y felicite al niño cuando asuma las suyas.
Utilice cronómetro. Ayude a decidir cuando empezar o terminar una actividad.
Adéntrese en el mundo del niño o niña.
Escuche de manera reflexive, parafrasee las palabras o sentimientos del niño.
Utilice señales no verbales. Caras, gestos.
Enseñe consecuencias naturales suceden según lo que el niño eligió, sin que el adulto haya hecho nada.
Enseñe consecuencias lógicas. Deben aplicarse sin coraje, fuerza ni humillación.
Anime en lugar de recompensar, estas acciones llevan a la autoconfianza y no a la dependencia.
Abrace a su hijo. Mejora la actitud del niño y del adulto.
Dedíquele tiempo a sus hijos, pueden ser minutos, los hace sentir aceptados e importantes y permite compartir experiencias y sentimientos.